Haz hablar al lupino del verano
y la bandurria del valle.
Da la voz a la abeja que aventura latitud sur,
a la orilla del canal,
la constancia del río.
Dala al zorzal,
las amigas golondrinas,
al ñire en flor y al diente de león,
al sol detrás de la montaña,
a la nube,
al llanto, y a la hierba común.
Ellos saben mejor.
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